Influencias

sábado, 9 de abril de 2005

Amigo Imaginario I

Llegaste rendida en la noche, te pusiste pijama y te metiste a la cama como haces siempre. Recuerdo perfectamente la primera vez que fumaste marihuana. Llegaste a casa y te tendiste en la cama, tus padres no estaban. Dejaste la luz apagada y te quedaste dos horas mirando el techo con los brazos abiertos, los ojos entrecerrados escuchando a Elliott Smith, estabas llorando.

Te recuerdo en la carretera, querías dejar de fumar y compraste una cajetilla de cigarros prometiéndote a ti misma que sería la última, aún sabiendo que no era así. Vestida con lo primero que encontraste, era invierno, hacía frío y esa camisa te quedaba gigante. Te miré y me dijiste que cuando él te hacía daño te sentías viva.

¿Te acuerdas cuando llovía y estábamos en la azotea de aquel edificio? Te puse una venda en los ojos para que no miraras hacia abajo, se perfectamente que sufres de vértigo, estabas a un milímetro de caer. Abriste los brazos y yo te tomé las manos para que no cayeras. Sacabas la lengua para beber agua de lluvia, no parabas de reír!
¿Te acuerdas que hubo un momento que dejó de caer agua y comenzaron a caer estrellas? Te abrí las manos para que pudieras tocarlas.

A los 5 minutos estabas en el baño, lavándote los dientes en tu mundillo de vida real.
No te das cuenta que soy una parte de ti. ¡¡¡¡Y cuando miras, me miras a mí, cuando hablas me hablas a mí y cuando te toco tu no puedes sentir nada!!!!

Vives una vida de mierda en un mundo de mierda. Pero si pudieras quedarte aquí…entonces la noche te haría descansar, si pudieras quedarte el día cumpliría su promesa, quédate y la noche será suficiente.

Estoy en tu vida, como aquella vez en el desierto, pero no puedo estar en tu mundo. Estoy tan lejos y al mismo tiempo tan cerca. Es tu decisión. Vivir para siempre resignándote cuando las cosas te pasen una y otra vez o estar aquí, donde los sueños no tienen límite alguno, donde no sabes si estás viviendo o estás soñando, dónde puedes tocar las estrellas cada vez que quieras, donde fumas todo lo que quieres sin perder neuronas y sin desarrollar cáncer, no tienes que envejecer si no quieres. Aquí los sueños no se hacen realidad, porque SON la realidad, y puedes escoger la que tú quieras.

No obstante suena el despertador y te levantas a luchar con tus demonios, como todos los días, cuando sabes perfectamente que podrías quedarte conmigo para siempre.

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