Influencias

martes, 5 de abril de 2005

Platos

Son las cinco de la mañana y me aproximo a la cocina para ver si consigo un café; pero me detengo en la puerta, hay dos personas que se adelantaron a mis propósitos. No sé si tendrían los mismos motivos que yo para estar ahí. El asunto es que me quedo estático mirando la escena, sin que ellos noten mi presencia.

Ella parece desconcertada, afuera suena Ráfaga a todo volumen. Ella me asusta, puedo ver la furia que sale de sus ojos, sus labios apretados y los ojos enjugados en lágrimas que ella misma reprime. En ese estado mental, es fácil que mate a alguien, pero las mujeres nunca se atreven a esas cosas, a no ser que sea por motivos patológicos.

Según lo que me pude dar cuenta, ella tenía motivos para sentirse como una leona enjaulada. Del secaplatos sacó uno y lo quebró en el suelo, con los siguientes realizó exactamente la misma operación.

Él la miraba atónito. En su cara solo cabía tristeza y resignación, hasta pena. En sus ojos pude ver que sabía perfectamente que la chica de blusa negra tenía motivos suficientes para agarrarlo por el cuello y apretarlo hasta que se le pusiera la cara azul. No hace nada, no dice nada.

Simplemente la deja descargar todo su odio, pero a ella lo que más le molesta es que él no haga absolutamente nada, ni siquiera un grito, ni siquiera una cachetada por dejarlo sin platos. En realidad el tipo tuvo suerte de que la chica no le quebrara los platos en la cabeza.

Llegó un momento en el que los platos ya no se quebraban en el suelo y la chica los recogía y los volvía a tirar. Como no se quebraban, la pobre ya estaba totalmente fuera de sus casillas.
Aparece en escena el primo del cumpleañero, que me empuja para poder entrar a la cocina, es mucho más fornido que yo. La toma de los hombros y ella intenta pegarle patadas, pero no le resulta. El cumpleañero, como siempre, atónito se quedó con la cabeza gacha en la mesa, mientras ella le lanzaba unos cuantos improperios.

Preferí olvidarme de mi café y salí fumarme un cigarro, no estoy de humor para las páginas criminales.

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