Influencias

martes, 20 de marzo de 2007

FELIPE ÚLTIMO CAPÍTULO (LLUEVE SOBRE LA CIUDAD - LOS BUNKERS.MP3)



"Mamá, no quiero volver a ver a semejante weón en mi vida". Eso le dije a la Amparo cuando volví a la casa esa noche. Me encerré en mi pieza y me dormí. A medianoche la sentí entrar a mi pieza, me sacó las zapatillas, me tapó, me dio un beso y me revolvió el pelo. No habló más del asunto.

Por varias semanas este señor siguió llamándome por teléfono, pero me aburrí de decirle que no estaba ni ahí con él, así que desconecté la línea telefónica. Varias veces lo vi a la salida del colegio, pero le pedí a mis amigos que nos fuéramos a alguna plaza, para que no se atreviera a hablarme.

Hasta que llegó septiembre y la marcha del 11, donde se recuerda otro año del golpe de Estado y la muerte de Salvador Allende. Yo iba entre los Socialistas y las agrupaciones de familiares de Detenidos Desaparecidos, más atrás iba la Izquierda Cristiana, las Juventudes Comunistas y el Partido Humanista Verde.


Yo ni siquiera estaba con los "anarcos" y los punkys que tiraron la molotov a la ventana del Palacio de La Moneda, eso lo vi después en las noticias. 

El asunto es que los de Fuerzas Especiales empezaron a tirar bombas lacrimógenas dentro del Cementerio General, cerca de la tumba del "Compañero Presidente" y corrí sin dirección, porque tenía los ojos llorosos y no podía ver nada. 

Me tropecé con una  lápida, entonces una "tortuga ninja" me levantó del cuello de la camisa y me metió al furgón de los pacos de una sola patada que me llegó en el muslo. 

Fui a parar a la Prefectura Santiago Norte, donde un paco me tomó los datos, me preguntó que andaba haciendo en la marcha y todas esas preguntas weonas que sólo pueden salir de la boca de un suboficial de Carabineros. 

Estaba en eso, cuando otro cabo gritó "¡Oye, tú!, ¡el pendejo, pa' afuera, no te quiero ver más por aquí weoncito, ¿escuchaste?!"

Lo miré con cara de no entender nada, mientras me devolvía mi mochila. ¡Ándate de aquí, pendejo maricón!, me gritó y me empujó, no me quedó otra que salir. Le pregunté qué onda al oficial a cargo ydijo que habían venido a sacarme. Busqué a mi mamá por todas partes, pero no la encontré.

Era de noche. Caminé por la calle Dávila Baeza para tomar micro en Avenida Independencia, porque el metro ya estaba cerrado, eran como las 12 de la noche. Empezó a llover, cuando vi a un tipo de abrigo y sombrero, no pude verle la cara, pero me miró y se subió a un Audi. 


Inmediatamente supe de quién se trataba. Llegué a la casa y la Amparo estaba histérica llamando por teléfono a todas las comisarías de Santiago, porque vio todo por las noticias. Me abrazó hasta ahogarme, como lo hace siempre y me revisó para verificar que venía entero. 

"Este cabrito me va a  terminar sacando canas verdes" dijo suspirando como de costumbre, mientras ponía mi ropa a secar al lado de la estufa y me mandó a acostar con un vaso de leche. "Duérmete Felipe, porque mañana igual vas al colegio", dijo con la voz de mando que pone cuando está enojada y me apagó la luz.





FIN

5 comentarios:

  1. Cuentito corto (si es que es efectivamente un cuentito) y weno..pucha a vecdes las circunstancias mas extraordinarias nos reunen con gente que nos lleva la siga hace tiempo..que decir.-

    Cuídate.-

    ResponderBorrar
  2. Cuento cortísimo, como una volada personal de una situación (ir)real.

    Y el padre en la penumbra.

    ResponderBorrar
  3. Tiempo sin pasar, pero me gusta como escribes y por eso vuelvo.
    me estuve poniendo al dia y el que más me gusto es el de Echulame la chancha, esta re bueno.

    Cuidate y nos leemos pronto (espero)

    ResponderBorrar
  4. Ni siquiera un acto así amerita el perdón de Felipe. Quizá se pueda construir una relaciòn sin base Padre-Hijo, xq eso murió hace rato.
    Eso de recuperar el tiempo perdido es un idealismo...creo que lo mejor es que cumpla el único rol que puede ejercer: el de un extraño que desea ser tu "amigo"
    En fin
    Igual me gustó el final

    ResponderBorrar
  5. no sé es como complicado estar en los zapatos del felipe, a fin de cuentas hay veces que uno tiene a las personas al lado de uno toda la vida y da la impresión de que nunca halla existido...
    quizá el papá no estuvo en toda su vida, pero cuando quizo acercarse lo hizo de la forma mas correcta de ayudar a un hijo

    besitos

    ResponderBorrar

Su comentario es mi sueldo.