Influencias

martes, 1 de mayo de 2007

ELISA (ALACRÁN/JAVIERA Y LOS IMPOSIBLES.MP3)



Bruno y Anita llevaban más de tres años de relación. Por tanto no fue sorpresa para Elisa, la madre de este, cuando anunciaron su casamiento. Ella era una mujer de mucho dinero, sin embargo, nunca olvidó que provenía de una familia de clase media baja. Poseía propiedades y automóviles, pero era una persona sencilla. "Además, es vulgar y de nuevo rico eso de fijarse en lo que tienen los demás", según sus propias palabras.

No tomaba muy en serio las relaciones de sus dos hijos, Bruno de 29 y Magdalena de 26, por lo tanto, nunca reparó en el origen de su futura nuera. Pasaron los meses y faltaba poco para el gran día. Elisa le pidió a su hijo que invitara a almorzar a los padres de la novia, para conocer a quienes serían sus parientes políticos.

Cual no sería su sorpresa al abrir la puerta y encontrarse con Carlos, su primer amor. Una mezcla de rabia y vértigo recorrió su cuerpo envuelto en un traje de seda, preparado especialmente para la ocasión, y junto a él, la misma mujer por la que la habían dejado cuarenta años atrás.

- Señora Elisa, estos son mis padres.
- Un gusto, afirmó la aludida dando la mano, pero estableciendo distancia.
- ¿Quién iba a pensar que este mundo es tan re chico? dijo Carlos con una sonrisa maliciosa.
- Sí, demasiado pequeño para mi gusto...
- Mamá, ¿te sientes bien?
- Sí, mi amor. No te preocupes. Atienda a los invitados, yo necesito ir a tomar un poco de aire. ¿Rosita?
- Dígame, señora.
- Ayude a Bruno a atender a las visitas, mientras yo salgo un momento. Bueno, quedan ustedes en su casa. Afirma ella con una gran sonrisa y sale de la habitación.
- Disculpen, mi madre generalmente no es así, de verdad no se que le pasa.
- No te preocupes, Bruno, nosotros estaremos bien. Además tenemos que hablar con nuestra hija.
- ¿Qué pasa, mamá?
- Bueno mi vida, lo mejor es que yo vaya a ver a mi mamá. Le dijo Bruno a su novia, mientras soltaba su mano.

Subió la escalera caracol y se dirigió al cuarto de Elisa, golpeó la puerta pero nadie contestó, así que entró sin el consentimiento de su dueña, quien estaba recostada sobre la cama y bebiendo un vaso de agua.

- Mamá, ¿Por qué le hiciste ese desaire a mis suegros?
- Ay Brunito, me dio un poco de vértigo, eso es todo. No tengo nada en contra de Anita. Bajo altiro...
Suena un golpe en la puerta.
- Disculpe, señora Elisa, me gustaría conversar con usted a solas, si no es mucha la patudez... - Elisa mira a su hijo, el cual comprende la indirecta y sale de la habitación - Conozco la historia, sé que mi padre la engañó y la utilizó; me imagino que como piensa que mi padre no es una buena persona a lo mejor no me considera digna de casarme con Bruno.
- ¿Él te contó?
- No. Me enteré por Claudia, prima suya y mía. También sé que mi madre trató de hacerle la vida imposible.
- Sí, lo recuerdo perfectamente.
- No sé que decirle... lo siento.
- No te preocupes, yo sé lo que tengo que hacer. - Responde Elisa seria -.
Los tres bajan al living.
- Señora, la mesa está lista.
- Gracias, Rosita. Pasemos a la mesa, por favor.
Elisa se sienta en la cabecera y Magdalena en el otro extremo. Bruno y los invitados se sientan en los lugares restantes. Rosita sirve la comida, la cual parece sacada de un fino restaurant francés. El ambiente es silencioso y tenso. La matriarca bebe unos sorbos de vino antes de hacer un anuncio.
- Primero que todo, debo pedirles que disculpen la ausencia de mi marido quien se encuentra en un viaje de negocios. Bruno y Magdalenita me han llenado de satisfacciones como madre, no puedo estar más orgullosa de los dos - continuó - por tal motivo, quiero darte la bienvenida oficial a nuestra familia, Ana.
- ¡Brindo por eso!
- No tan rápido, Carlos, aún no termino. En esta mesa no es ningún misterio que los padres de la novia son viejos amigos de mi juventud. Y como conozco sus principios y sus valores, quiero dejarles bien claro que bajo mi techo no voy a tolerar secretos, artimañas ni intrigas.
Una brisa helada cruza toda la mesa.
- Mamá...
- Tranquilo, hijo. En nombre mío y de tu padre quiero hacerles entrega a ti y a tu novia de nuestro regalo de matrimonio. De un mueble contiguo, Elisa saca dos boletos de avión. Anita pone cara de sorpresa, se levanta y abraza a su suegra quien le sonríe.
- Gracias...
- Querida, no tienes nada que agradecer.
Ahora la conversación es más animada y todos comen y beben vino blanco. Anita se sienta y le muestra los pasajes a Carlos.
- A esta vieja le puedes sacar aún más plata, hija. Le responde este.
De pronto el comedor vuelve a quedar en silencio y todos escuchan el comentario.
- Carlos, debo pedirte a ti y a tu mujer que salgan inmediatamente de mi casa.

4 comentarios:

  1. Eso se llama cagarla medio a medio..es como mandarse un chavo cuando todos le escuchaban su comentario contra el profe longaniza en clases.

    Oye, off topic, eres compañera de U de mi polola.-

    Cuídate.-

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  2. Cuático.
    Es muy "Pasiones".
    Me tomo la libertad de comentar simplemente porque me gusta lo que escribes, lo siento si molesto.
    Saludos.

    FE.

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  3. Anónimo14:00

    Hay que tener muy mala suerte...

    Saludos!

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  4. ops, no me gustaría estar en sus zapatos, para nada.

    Andaba perdida, pero parece que volví.


    saludos :)

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