Influencias

sábado, 12 de octubre de 2013

La muerte de Holger Van Der Vogen

Sábado 8 de junio de 2314
Palacio de Cristal, ex Atlantis

Luego de la pelea de boxeo, Holger me persiguió por todo el palacio con su arma. Me atrapa por el cuello y me afirma contra la pared para tratar de asfixiarme.
- Bueno, vamos a dejar el jueguito hasta acá y vas a hacer exactamente lo que yo diga, ¿te queda claro?

    Con mi rodilla le doy un golpe en los testículos, luego una patada en el antebrazo y su revolver sale volando en el aire, mientras Holger se retuerce de dolor en el suelo. Aprovecho de darle una patada a la altura del estómago.

    Cuando el revolver aterriza, aprovecho de tomarlo y apunto a Holger a la distancia. Él se levanta del suelo con mucha dificultad y hace un gesto con la mano en señal de tregua.

    No quiero matarlo. Quiero decir... Mi corazón dice "este es el idiota que nunca te dejará vivir tranquila si lo dejas escapar", pero mi cabeza contradice y plantea que no vale la pena mancharse las manos con sangre, menos por un imbécil como Holger Van der Vogen, porque ni para eso vale la pena el pobre.

    ¡Si tan sólo pudiera concentrarme en un punto fijo! Pero, ¿cuál?, ¿la cabeza?, ¿el pecho?, ¿las bolas? Repito: no quiero matarlo, sólo voy a asustarlo un poco. Yo no soy la clase de persona que carga muertos en la consciencia.

    - Ya basta, Elinor. Somos personas adultas y civilizadas... Se acabó el juego, baja esa arma inmediatamente.
    - Lo dice alguien que hace diez minutos estaba tratando de ahorcarme...

    - Está bien, lo siento. Se me pasó la mano, ¿estás contenta ahora? Tienes que entender de una vez por todas que soy yo el que manda aquí.  

    - Escucha Holger, nunca más me vas a poner una mano encima. Nunca más EN TU VIDA. Otra cosa... Prefiero morir en la guillotina o secarme en la cárcel el resto de mi vida antes que casarme contigo. Ya tengo suficiente con que estés metido en mi familia y con tener que ver tu sucia, mentirosa, hipócrita, traidora y grasienta cara todos los días en este palacio.
      Él se acerca al borde de la fuente más grande.

      - Elinor, no seas ridícula... ¿No entiendes que te estoy haciendo un favor? Si no fueras la hija de un emperador, nadie querría casarse contigo. Nunca. En primer lugar, eres insoportable, tienes ideas muy raras en la cabeza. Segundo, no eres bonita. No eres fea tampoco, pero no eres nada increíble. Tercero, no te comportas como debería hacerlo una mujer. O sea, ¡mírate! Eres una marimacho. No me quiero casar contigo sólo por la posición y la fortuna de tu padre. Mi admiración hacia él es tan grande que si no puedo tenerlo como padre, al menos déjame tenerlo como suegro.

      - ¡Eres un hijo de puta, Holger Van der Verga! Lo eras a los 15 años, lo eres ahora y lo vas a ser SIEMPRE.

      - ¡NO TE METAS CON MI MADRE!

      Me meto con tu madre y con toda tu familia si se me da la gana, ya me sacaste de. Lástima que ella me caiga tan bien, no comprendo cómo alguien así puede tener un hijo tan imbécil. Lo peor es que no sé si echarle la culpa de eso a tu padre, a tu madre o a tus hermanas... ¡A todo el mundo!

      - ¡Vamos, Elinor! Creo que exageras un poco, yo no soy tan malo. ¿No crees que eres demasiado rencorosa?

      Sólo bastó que dijera eso para que volviera a apuntarlo con el revolver, directo al corazón. 

      - Sé razonable, Elinor. Baja esa pistola, no te atreverías a dispararla siempre has sido demasiado miedosa. Las manos te están temblando y tú no sabes usarla, vas a provocar un accidente... Todavía estás a tiempo para que saques el odio de tu corazón. El rencor no es bueno, tampoco la venganza, no es bueno para el alma...

      - Holger, si yo fuera tu, cerraría esa DESGRACIADA y MALNACIDA boca ahora mismo. Me utilizaste, me maltrataste, me golpeaste y me torturaste, así que tú no eres quien para venir a darme charlas de moral. Me vale madre tu discursito de poner la otra mejilla. Te puedes meter tus consejos de mierda bien en el orto...
      - ¡Uy, pero qué violenta! Elinor Videla... Tienes que olvidar lo que pasó ¡PORQUE ESO YA PASÓ!, ¡ES PASADO! , ¿dónde está tu perdón? No eres más que una loca de mierda.

      - Adios, Holger... Me tienes harta, me cansaste...
       Le disparo tres veces directo en el pecho y el sonido ensordecedor de las balas hacen que el mundo a mi alrededor desaparezca. Yo misma me sorprendo de mi puntería, creo que Portos estará orgulloso de mi, pero es cierto que he cruzado el límite, esa delgada línea divisoria que mete a unos en el cajón de la gente normal y a otros, en el lado de los criminales. De pronto, me transformo en todo lo que detesto, y para variar, a causa de Holger...

      Él cae de espalda en la gran fuente de cristal. Me siento en el borde, enciendo un cigarrillo y me lo fumo mientras él flota con los brazos extendidos y los ojos abiertos, el agua comienza a tornarse roja. Entonces, respondo a la última pregunta que hizo en vida:

      - "I'm a count, not a saint"* 

      Me gustaría decir que lo siento mucho por su familia, que estoy triste por su madre a quien sigo considerando una buena persona, por sus sobrinas, incluso por Birjit... Pero me cuesta tanto tener ese tipo de consideración con gente que jamás me mostró ningún respeto, ninguna consideración... ¿Eso me convierte en una mala persona? 

      Por más que lo intento, no me arrepiento de lo que acabo de hacer... Muere, Holger Van der Vogen, ándate de este mundo y llévate todas tus mentiras, todas tus manipulaciones y toda tu familia oportunista contigo.






      * "Soy un conde, no un santo" (Réplica de Jim Caviezel en la película El Conde de Montecristo).


       


      Para escribir esta historia me inspiré en Kill Bill 1 de Quentin Tarantino.

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