Influencias

sábado, 7 de diciembre de 2013

El Plan de los Celtas

Domingo 9 de noviembre de 2313
(Una semana más tarde)

Durante el día, la actividad del bar estuvo más bien tranquila. Pero al bajar el sol, el local comenzó a llenarse de gente de lo más diversa. Se nota a simple vista que no son brasileños. Todos visten ropas muy coloridas, algunos hombres usaban kilt y las mujeres llevaban sombreros muy vanguardistas. Adam se rió cuando le expliqué que prefería esconderme en la bodega y me dijo "tranquila, no te van a hacer nada. Sólo son Celtas".

Me siento en la mesa del último rincón, con una libreta para escribir mis pensamientos. Necesito procesar todo lo que ha pasado estos últimos meses. De pronto alguien apaga la luz y encienden unas velas pequeñas en cada mesa. Les reclamo porque necesito luz para escribir, pero me explican que no deben llamar la atención desde afuera, a causa del nuevo decreto que prohíbe la reunión de más de dos personas en espacios públicos y privados.

Los celtas ocupan todas las mesas, cantan canciones a viva voz y palmotean en las mesas cuando llegan las botellas de Cidra. Las botellas de Whisky, por su parte, ameritan los aplausos del público. Algunos más exquisitos ordenan Lambig, Chouchen o Aguardiente de manzana. 

Un señor muy gordo de unos sesenta años comenzó a toser para llamar la atención de los asistentes y la señora que estaba a su lado golpeaba una copa con el tenedor para alcanzar el mismo objetivo. El salón queda en absoluto silencio.

- Buenas noches, espero que todos estén aquí y que hayan tenido un buen viaje. Para evitar llamar la atención, vamos a tratar de que esta reunión sea lo más breve posible, considerando los riesgos que se corren. No nos gustaría lamentar otra pérdida como las que ya hemos tenido que soportar este último año.

Tengo en mi poder los resultados de las elecciones realizadas en nuestra precedente reunión. Les recuerdo que es un representante por cada nación celta. Las personas escogidas son las siguientes, les pido por favor que se pongan de pie.

En Bretaña tenemos a Sir Elven Le Blevennec, doctor en Lenguas Célticas. Director del programa de Lenguas Célticas de la Universidad Rennes 2, Francia.

Irlanda, Coleen O'Doherty, PhD en Química y Ciencias del Medio Ambiente. Profesora titular de la universidad de Limerick.

Cornwall, Derek Carlisle, PhD en Artes aplicadas. Profesor titular de la universidad de Falmouth.


Escocia, Neil MacKinnon, PhD en Cultura Celta y Cultura Escocesa. Investigador de la universidad de Edimburgo.

Gales, Edana Argall, PhD en Astronomía y Astrofísica. Profesora titular e investigadora de la universidad de Cardiff.

Isla de Man, Oran Shimmin, PhD en Sociología, especialista en Flujos Migratorios. Investigador de la Universidad de Brasilia.

Asturias, Gaitán Alcaraz, doctor en Género y Diversidad, universidad de Oviedo, España.

Los profesores se saludan de un apretón de manos y ocupan la mesa central que estaba vacía, como si estuviera reservada para ellos desde un comienzo.

- Vamos a continuar con la reunión. Esta noche dejaremos de lado la discusión sobre la formación de una federación celta para tocar un tema aún más urgente y más importante... Como todos ustedes saben, en los últimos doce meses han desaparecido muchas personas en distintas partes del globo, curiosamente se trata de disidentes al actual régimen imperial. Entre ellos muchos de nuestros hermanos celtas, pero también chinos, coreanos del norte, iraníes y latinos.

El problema es que no hay como demostrarlo. Según los medios de comunicación y las estadísticas oficiales, se trata de accidentes de tráfico, pero ¿tantos?

- ¡YO PUEDO ASEGURARLE QUE NO SE TRATA DE SIMPLES ACCIDENTES, SEÑOR...! No conozco su nombre...

- ¡Brennus!

- Señor Brennus, yo sé lo que hace el Imperio. Más específicamente, lo que hace la SGSIP

- ¿Y cómo podrías saberlo tú, niña?

- Porque yo he vivido en el Imperio toda mi vida. Yo sé cuáles son los planes de Van der Vogen, señor Brennus.

- Cómo podrías saber tú todo eso, querida... El Palacio de Cristal es una fortaleza construida sobre una isla artificial donde se supone que estuvo Atlantis. ¡Entrar y salir de ahí sin ser visto es imposible! Exclamó la anciana, dejando entrever una larga trenza roja ocultada por su elegante sombrero.

- Doctora O'Doherty... Yo soy Elinor Videla.

Todos en la sala se dan vuelta a mirarme y alguien deja caer un vaso que se quebró en mil pedazos, monopolizando la capacidad acústica del salón.

Adam les contó quien era yo, como llegué hasta su bar, luego yo relaté todo lo que había visto en el Palacio de Cristal y los planes de Holger.

- Yo soy la primera en la línea de sucesión al trono. La familia de Holger Van der Vogen convenció a mi padre para casarme a la fuerza para encerrarme en una institución psiquiátrica y quedarse él en el poder y quedarse con la fortuna familiar. Estoy totalmente segura de que los desaparecidos del último año son su responsabilidad y existe la forma de demostrarlo.

- ¿Cómo? Preguntaron los dirigentes del Consejo Celta en coro.

- Es la pregunta que estaba esperando... Toda la información debe estar en el disco duro de Holger Van der Vogen, con un pequeño alcance... Todos sabemos que los discos duros físicos dejaron de utilizarse hace más de 150 años, no obstante, toda esa información debe encontrarse bien resguardada en alguna parte, y la respuesta es... LA NUBE. Expliqué, apuntando al cielo con mi dedo índice.

Si logramos descargar esa información en un respaldo físico, tendríamos las pruebas que necesitamos para convencer a los disidentes del mundo de que la única manera de cambiar este régimen y derrotar a Van der Vogen es unirse y rebelarse.

- ¡Pero eso es revolucionario! Además, no podríamos hackear los servidores de la SGSIP, seríamos detectados inmediatamente y se activarían todos los dispositivos de seguridad...

- No si lo hacemos desde la misma SGSIP, doctora Argall. Si uno de nosotros se hace pasar por un funcionario de la Secretaría, no despertaría ninguna sospecha, o bien, esto sucedería cuando ya sea demasiado tarde.

- Ninguno de nosotros tiene conocimientos tan avanzados en informática. Replicó el doctor Carlisle.

- Nosotros no, pero conozco a la única persona capaz de hacer este trabajo. Dije dirigiéndome a todos.

- Y esa persona es Björn Einarsson. Aseveró Adam.

- Les propongo ejecutar el plan. Ir a la SGSIP, robar la información del servidor junto al señor Einarsson y traerla en un disco duro. No va a ser fácil, pero es necesario.

- No estoy de acuerdo. Señaló el doctor MacKinnon. Como Consejo Celta y la comunidad agradecemos su buena disposición, pero usted es parte de la familia imperial y no comprendo por qué usted querría ir en contra del gobierno impuesto a través de décadas por su propia familia.

- Créame, doctor MacKinnon. Nadie más que yo desea tanto darle una buena lección al maldito de Van der “Verga” y para mi la familia es un concepto muy relativo.

- Es una misión demasiado peligrosa... Además, usted es buscada en todo el mundo. Replicó Le Blevennec.

- Pero usted sabrá que como ya no tengo chip de identificación, no puedo ser rastreada por GPS ni a través de la señal WI-FI. Para ser encontrada, alguien tendría que reconocer mis rasgos.

- De todas maneras no podría viajar, al ser usted una paria, no pasaría los controles de inmigración de ningún aeropuerto. Me recordó él.

- Ya pensé en ese problema y la solución es que el señor Einarsson me implante un nuevo chip con una identidad falsa.

- En ese caso, prefiero acompañarlos. Como dije antes, es una decisión demasiado peligrosa, nosotros no conocemos al señor Einarsson y a usted no la creo capaz de golpear a un policía si necesita defenderse. Afirmó Sir Elven.

- Si me permite el comentario, doctor Le Blevennec, suponer que la señorita necesita un guardaespaldas, alguien que la proteja sólo por ser mujer es un prejuicio de género. Espetó Gaitán Alcaraz, mientras Sir Elven se ponía rojo de vergüenza.

- Como usted lo prefiera, doctor Le Blevennec. Esa fue mi respuesta.

- Me temo que si nadie en el Consejo Celta y en la sala se oponen a la proposición de Su Serenidad, la princesa Elinor Videla, damos por terminada la sesión de esta noche. Concluyó el señor Brennus.

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