Influencias

jueves, 29 de mayo de 2014

[Capítulo 2] Los Videla: de la miseria al poder

Atlantis
Palacio de Cristal
19 de mayo de 2309

[Corn - Nils Frahm.mp3]

 Yo no soy una mujer bonita. No importa cuantas horas duerma para parecer fresca como una lechuga al día siguiente, siempre tengo la impresión de haber pasado la noche en vela. La culpa siempre la tienen estas ojeras y estas bolsas que me cuelgan debajo de los ojos. Cada vez que me miro al espejo siento que cada día me parezco más a ese señor con el que jamás tuve nada en común, salvo un lazo sanguíneo y una convivencia obligatoria hasta el día de su muerte. No importa cuánto me maquille, cuántas capas de cosméticos me ponga encima... Esas ojeras y esas bolsas siempre están ahí para recordarme a través de los rasgos de mi padre que soy la hija de un dictador y la nieta de un traidor, torturador y genocida. No soy una mujer bonita. Mi abuelo era todo un personaje, nació en Santiago de Cuba el 24 de enero de 2236. Su madre era dueña de casa y su padre era funcionario administrativo de la división naviera del municipio de La Habana. Ambos eran alcohólicos y el pequeño José Ramón conoció el maltrato físico y el abandono. A los cinco años pasaba la mayor parte del día en la calle con los pies descalzos. A los 15 años, sin apoyo y sin ninguna perspectiva de futuro, José Ramón Videla se presentó a los exámenes para entrar a la marina. Un amigo del barrio le contó que allí tendría una cama, ropa y comida todos los días. Sin embargo, le faltaba un año para ser elegible en la escuela de grumetes, pero él ya no aguantaba un día más en el hogar de sus padres. Durante el examen médico le explicó al doctor que quería embarcarse para irse lejos de su casa, donde el ambiente era insoportable. Con una patada en el culo éste le dijo "ya estas adentro". En la escuela de grumetes fue destacado como uno de los mejores alumnos y como premio a su esfuerzo, recibió el grado de suboficial y un viaje en barco para recorrer el mundo. En esa época también conoció a quien seria su esposa para toda la vida: Maria de los Angeles Stroessner. Con ella tuvo dos hijos: Eduardo Ernesto y Edgar Mauricio Videla Stroessner. Gracias en parte a las habilidades sociales de su mujer, Videla fue escalando puestos y estudios hasta llegar a almirante. Quince años después, el grupo Bilderberg, la cofradia formada por un selecto grupo de la elite financiera y empresarial, estaba dispuesta a financiar un golpe de estado. Sólo tuvieron que encontrar la marioneta perfecta dispuesta "a salvar la patria de las garras del neomarxismo y del socialismo democratico" impulsado por la Asamblea General del Gobierno Planetario, cuyas decisiones las tomaba el Parlamento elegido a través de sufragio universal. Desde su nuevo cargo, su primera "mision" fue disolver la institucionalidad política anterior y privatizar los sistemas de salud, seguridad social y educación para venderlas a las familias más ricas del orbe, como los Vanderbilt y los Rockefeller a un precio irrisorio. Según mi abuelo, el sistema de pensiones y jubilación sólo gangrenaba las arcas del Estado. Durante los últimos 300 años la medicina a progresado tanto que la esperanza de vida se quadruplicó y ahora la gente vive mucho más allá de los 100 años. Desde ese punto de vista, ¿qué sentido tiene que la tercera edad no siga trabajando? Otra de sus medidas fue institucionalizar los paraísos fiscales como las Islas Vírgenes con el fin de asegurar y multiplicar los millones que recibió de los ejecutivos de grandes grupos financieros como AXA, Barclays y HSBC, sólo por nombrar algunos. Cuando mi abuelo José Ramón  Videla Ugarte tomó las riendas del gobierno planetario, su declaración de principios (su "obra" más importante) fue la siguiente:
"Mientras yo viva, en este planeta no quiero ver  maricones casándose y  adoptando hijos; ni ateos, ni marxistas, ni negros como gerentes de empresas ni gitanos ladrones, ni mucho menos a esos indios borrachos y flojos de mierda que quieren vivir eternamente de la teta Estado".
Y su palabra se convirtió en ley. Mejor dicho, en decreto supremo. Todo esto lo sé porque me lo contó el ministro Edelstam en mi adolescencia, cuando comencé a hacer demasiadas preguntas. Un día me llevó a su oficina y me dijo todo lo que tenia que saber de política a los 14 años...
"Soy un convencido de que mereces saber toda la verdad, incluso si se trata de tu propia familia. Es sano que sepas como realmente son para que puedas decidir por ti misma si puedes amarlos en toda su dimensión. Mereces conocer la verdad acerca de por qué tu padre y tu abuelo están donde están porque algún día deberás decidir con conocimiento de causa si quieres ser como ellos o si quieres hacer algo diferente con tu vida".
Después agregó:
"En este palacio no se puede sobrevivir mucho tiempo haciendo ese tipo de preguntas, si tienes cualquier duda, por favor habla conmigo, pero no con tu padre y mucho menos con tu abuelo. Será nuestro secreto, mi pequeña Elinor, te prometo que puedes confiar en mi".
Doña María de los Ángeles también era un caso clínico. Nacida en un pueblo minero enclavado en la montaña, apenas pudo terminar su educación secundaria, sus padres eran muy pobres. Sin embargo, María de los Ángeles Stroessner Escobar compensaba ampliamente la falta de carisma y ambición de su marido. Era capaz de gastarse el sueldo de un mes en una sola fiesta con el único objetivo de impresionar a las esposas de los militares de alto rango. Este palacio de cristal con fuentes transparentes y jardines japoneses fue construido especialmente para ella. A su imagen y semejanza. Birjit custodia celosamente sus aposentos donde están guardados sus abrigos de piel y de visón, sus trajes y vestidos de diseñador, su colección de zapatos... A su lado, Imelda Marcos era una pordiosera. Ella murió cuando yo tenía 10 años. Lea también: Capítulo 1: El sueño de Elinor

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