Influencias

domingo, 23 de agosto de 2015

DAMIÁN (re-editado)

Sábado, 2 de septiembre de 2006
No quiero saber nada con las mujeres. Quiero estar S-O-L-O. Todo empezó cuando la Susana me agregó al Messenger. Es la niña más linda que yo he visto en mi vida, tanto que ni siquiera tengo palabras para describirla.


En ese tiempo yo era pendejo, tenía el pelo largo y la chasquilla me tapaba los ojos, me sentaba al final de la sala con los audífonos puestos, no pescaba a nadie, no me interesaba nada, en la cancha siempre estaba en la banca. Era flacuchento, espinilludo y todo el mundo me miraba como si yo fuera un bicho raro, un habitante de Plutón. Fumaba a escondidas y no cachaba nada de la vida, nada de nada…


Tenía 17 años, y mi meta en la vida no era tanto entrar a la universidad y llegar a ser un weon importante, sino sacarme buenas notas para salir pronto de la opresión escolar. Yo veía el liceo como una cárcel y todos éramos como los niños de la película de Pink Floyd, dirigiéndose en fila a la moledora de carne.


- Profesora: ¿usted es la mamá de Damián?
- Luisa: sí, ¿qué pasa?
- Profesora: como profesora jefe, estoy muy preocupada por su hijo. Primero no se corta el pelo, viene con zapatillas y usa la camisa afuera. Eso no sería nada, pero no pone atención en clases, si no está dibujando, está durmiendo, se hace el enfermo para no ir a la clase de educación física, llega con olor a cigarro…su hijo no tiene ningún respeto por las normas.
- Luisa: bueno, veo que no soy la única. Con mi marido también estamos preocupados. Se queda hasta las tantas de la mañana haciendo no sé qué cosas en el computador, es como si tuviera un mundo aparte. Estoy pensando seriamente llevarlo al psicólogo…
- Profesora: justamente eso le iba a sugerir…



Consulta Psicológica
Calle Marchant Pereira, esquina Carlos Antúnez,
Comuna. Providencia
Santiago


- Terapeuta: a ver... qué piensan ustedes de lo que le pasa a su hijo...
- Papá: No creo que sea para tanto, es la edad. Debe andar "empotado" con una chiquilla por ahí... Usted sabe, "Hijo de Tigre" pue, jajjajaja.
- Luisa: (irónica) Claaaaro, "Hijo de Tigre", RAYADO, igual al padre...
- Papá: Nooo, mire, Damián siempre fue un niño travieso, le gusta andar buscandole la pillería a las cosas, es bandido...
- Terapeuta: bueno, yo a su hijo lo he estado observando un par de sesiones y me temo que el presenta un cuadro depresivo. Por eso los cité, porque me gustaría encontrar algunas causas ¿hace cuanto tiempo que Damián actúa de este modo?
- Luisa: Desde que llegamos a Santiago. El colegio donde lo pusimos no le gustó y ahora está totalmente adicto al computador, tengo que cortar la luz en la casa para que lo apague.
- Terapeuta: Mmm... (anota todo en una libreta). Miren, lo que vamos a hacer es lo siguiente: voy a derivar a Damián a un psiquiatra para que le recete unos antidepresivos, unos ansioliticos y unas pastillas para dormir.
- Luisa: con todo respeto, no creo que tanto medicamento sea necesario, Damiancito siempre ha sido un niño muy sensible, pero ¡MI HIJO NO ESTA LOCO!

Gracias mamá.

Abre paréntesis.


Este es el punto exacto que comenzó mi vía crucis en el intrincado sistema de salud mental en Chile. Luego de unos años de pasar de consulta en consulta, pero abandoné el tratamiento porque nunca encontré una terapia que me sirviera y terminé por asumir que esta “tristeza estructural” es parte de mi personalidad.
Ese hoyo negro que tengo en lugar de corazón es lo que soy.


Por eso me cuesta encontrar pareja, todavía no encuentro una persona que entienda que el hecho de tener depresión no significa que me vaya a suicidar (incluso si no puedo evitar que esos pensamientos estén ahí), ni que les vaya a arruinar la vida. Sólo quiere decir que siento las cosas de forma más intensa que el común de los mortales. La pena o la alegría la vivo como si mi cuerpo fuera una cárcel en la que estoy encerrado y mis emociones hicieran un motín para escaparse y lo logran.


En este país hay mucha ignorancia respecto a la enfermedad mental. La gente cree que porque uno es depresivo va a convertirse en psicópata asesino, violador o terrorista. Puede suceder, ¿pero será un caso entre mil? Es una generalización estúpida, es lo mismo que decir que todas las personas que van a la iglesia el domingo son gente buena.


Mis amigos me aconsejan de no tocar el tema cuando estoy conociendo a alguien, pero lo mío es la honestidad brutal y prefiero seguir buscando hasta encontrar a alguien que me quiera así en vez de enamorarse de la idea que ella se haga de mi.


Y si nunca encuentro a la mujer de mi vida, filo. Tengo un montón de hueás con la que puedo llenar mi vida, como la música o una puesta de sol en el lago Lanalhue con una cervecita, unos cañitos y un sandwich de tortilla con choritos ahumados y salsa de merkén con cilantro.

Foto: Carlos Reusser Monsalvez


Mis amigos dicen que me parezco al Jeff Buckley y que tendría un montón de minas si no fuera tan introvertido, que tengo que conseguirme un micrófono como el de la portada del disco “Grace” para tener una fila de chicas queriendo acostarse conmigo. Lo malo es que yo no sé cantar.


Fin del paréntesis, volvamos a la Susana.


En esa época, cuando no estaba frente a un computador, dibujaba cómics y hacía parodias de todos mis compañeros y profesores. En la casa, mi trayecto era de la cocina a la pieza y viceversa. No estaba ni ahí con el mundo exterior, chateaba todo el día con la Susana.


No sé como salió el tema, pero cara de raja le dije que me gustaba, lo raro es que ella me dijo lo mismo. A ver, esperense… ¿la mina más rica de todo el colegio quería con – migo?, todos estábamos babosos por ella, entonces no me explico por qué, teniendo todas las oportunidades del mundo para estar con los tipos más bacanes, ella quería estar con un “loser” como yo.


Tuvimos un largo romance por internet, duró como un año el webeo. Curiosamente, en el mundo real no tocábamos el tema, apenas nos hablábamos:


Un lunes cualquiera
Locación: sala del tercero A
7:50 AM


- Damián: hola Susana…
- Susana: hola…
- Damián: está haciendo frío…
- Susana: sí.


Ya estábamos en cuarto medio y yo era feliz con la Susana, pero quería llevar nuestra relación al siguiente nivel y llevarla a  la vida real. Después de todo, teníamos muchas cosas en común y yo la hacía reír. Ella estuvo de acuerdo y quedamos de juntarnos en Estación Central. Estuve dos horas esperando como los hueones. Luego me resigné y fui a mirar los trenes.


Caminé por la Alameda hasta la placita de la estación Sta. Lucía. Prendí un pucho (le había prometido que dejaría de fumar). En el cerro conversé con unos punks y me fui con ellos a echar la talla un rato y a tomar en el San Cristóbal. Llegué en la noche a mi casa.


Los meses siguientes todo siguió como si nada. Hasta que un día me aburrí y la enfrenté. Le pregunté qué onda y no supo decirme nada. Hasta la graduación, ese día me dejó bien claro que estaba arrepentida, que el Messenger era una tontera y bla, bla, bla. Una “tontera” no dura un año, ni cagando, pero en fin.


En ese momento dije “filo con esta mina”. Me corté el pelo, me dejé crecer la barba y me hice un tatuaje en la espalda; la borré de mis contactos y cambié el PC por una batería, donde podía descargar toda la rabia y la locura que tenía, era una especie de terapia, una liberación. Di la PSU y no tengo idea cómo, quedé en diseño gráfico. Con mis amigos de la u formamos una banda de rock y tocamos en algunos pubs de vez en cuando.


5 años después
Locación: EstorBar
Comuna: Santiago Centro


Todo iba bien, hasta el sábado. Esa noche, tocamos en el “EstorBar”, como una hora. Preparamos un cover de los Clash y dejamos la cagá. Cuando nos bajamos del escenario, agarramos una mesa y pedimos unas chelas. El Seba nos contaba el destino de la plata que se ganó en el casino de Viña:


- Seba: Hueon, fui a la Fender y toqué las guitarras que se te ocurran…
- Rorro: naa, puta el saco wea bacán…
- Damián: ¿y por cuál te decidiste?
- Seba: no sé, la Telecaster igual está piola…
- Damián: no, si suena la raja, pero si te vai a gastar un palo y medio, cómprate una guitarra más versátil, no se po’…una Gibson SG, la Strato…la Telecaster igual es buena, pero si la tocai limpia. En cambio, con la otra podí usar el efecto que querai, la Stratocaster está diseñá pa sonar la raja como sea y en las manos de quién sea…
- Rorro: ¿Y usté, compañero?, ¿no ha pensado en cambiar los tarros, todavía?
- Damián: no sería malo…, ahora que lo pienso me compraría una Pearl, con dos platillos adicionales.
- Rorro: ¿Y pa qué chucha querí dos platos más?
- Damián: pa tocarlos al revés, po’…vivo. Ahora, ¿de donde podría sacar la plata?
- Rorro: (que siempre sale con sus tallas desatinadas…) Obligao’ a salir a putear, compañero! Jajajaja
- Damián: naa más po’ jajajaja
- Seba: jajajajaja (pausa larga). Oye, esas minas nos están mirando hace rato…


En efecto, las niñas de las mesa del frente nos echaban el ojo. Una de ellas tenía cara conocida. ¡Me corto un…! ¡La Susana! Me doy vuelta y me hago el weón. Ya era tarde, de pronto su pelo castaño llegó a mi lado y me dejó un papel encima de la mesa: era su correo electrónico y su teléfono. Me caí de Ass… Ella se fue.


No sabía que hacer. Seguí haciéndome el loco y jugaba con el papel en mis manos (pensamiento en voz alta: si me dio sus datos, quiere decir que no me reconoce, no sabe que soy el Damián). Mientras los chiquillos seguían conversando, sentí la tentación de hacer un barquito de papel, pero me contuve. Me cuestioné si era correcto llamarla después de lo que pasó en el colegio.


Nos fuimos caminando desde el centro hasta San Miguel y como el Seba vive a dos cuadras de mi casa, llegamos juntos a las 6 de la mañana del día siguiente. Caminábamos por Gran Avenida hasta que me lanzó la pregunta del millón…


- Seba: ¿la vai a llamar?
- Damián: no sé hueón…la conozco de antes.
- Seba: con mayor razón. Quiere decir que le gustas hace tiempo.
- Damián: en realidad, yo busco una mina más auténtica… pensar que en el colegio habría matado por esta información…


Me separé del Seba en la calle Fernando Lazcano y yo seguí caminando solo por San Ignacio, escuchando “I’ve been waiting all my life to leave you” de Flunk. Entonces saqué el papel de mi bolsillo, lo miré y lo arrugué en mis manos. Los dedos se me congelaban y prendí un puchito, mientras el teléfono de la niña más linda que he visto en mi vida, caía directo al tarro de la basura.
La version original de esta historia la puede leer aquí.