Esta semana mi terapeuta me pidió una descripción de mi misma. La pregunta me dejó estupefacta, jamás me habían solicitado algo así, nunca pensé siquiera que a alguien le importara saber las cosas que pasan por mi mente cuando cierro la boca, jamás nadie me ha contado lo que ve en mis ojos cuando el resto ve la ropa mal combinada, las uñas mal cortadas, el pelo desgreñado, mi cara deslavada y genéticamente ojerosa, la torpeza y el error...
La petición de mi psicólogo me dejó knock out, porque me percaté de que YO MISMA no sabía como describirme. El asunto me dio varias vueltas en la cabeza por varios dias, hasta que encendí el equipo para escuchar música mientras freía unos huevos en la sartén.
Debe sonar extraño y hasta estúpido que compare mi vida con música, pero para mi no, siempre he sido un poco melómana. Comenzó el track 1 del CD, al mismo tiempo que explotó el sonido del aceite caliente al entrar en contacto con la clara. Entonces lo supe: toda mi vida he tenido un espíritu medio Sonic Youth, independiente de que sea una de mis bandas preferidas. Esto se debe a tres razones/canciones...
- Sunday: Este tema refleja algo así como mi estado de ánimo recurrente. Ni muy feliz, ni muy depre. Trata de ser alegre, pero tiene algo sombrío en la guitarra, supongo que ha de ser mi inconformismo. se llama "Domingo", mi día favorito de la semana, porque es el único donde no tengo absolutamente nada que hacer, salvo lo que yo disponga. Eso me pasa con esta canción, trata de subir el ánimo, pero recordándome a cada rato todo lo que QUIERO hacer y no puedo, porque pierdo el tiempo haciéndo lo que DEBO, como ir a trabajar.
- Teenage Riot: "Alboroto adolescente", su nombre lo dice todo. Me asumo inmadura, también me hago responsable por tener 22 años y actuar como si tuviera 15, porque me perdí no - sé - qué - cosa en mi adolescencia. No sé si fue la primera fiesta o el primer amor, pero reconozco que ahora estoy recuperando el tiempo perdido. Esta canción es la que mejor me describe: empieza en un estado letárgico, con voces susurrantes para luego terminar en desorden. Es la catársis en medio del caos. Así soy yo, siempre sacándole un chiste a la tragedia, sacando lecciones de vida en medio del desastre; las cuerdas de la guitarra agonizando para volver a vivir, caer tantas veces para volver a pararme sola.
- Schizophrenia: Mi favorita. Me gusta pensar que mi vida sentimental es algo "diferente". De partida, tienes que ser esquizofrénico para enamorarte siempre de alguien que ama a alguien más, pero no a ti; y terminar siendo pareja de otros a los que tú no amas, pero estás con ellos por despecho con el destino, o bien porque adoptaste la política del conformista: "es lo que hay no mas po", en vista de que la persona que querías nunca te va a dar pelota, y para ser honesta, nunca estuvo en mis planes morir virgen. Eso me molesta, nunca puedo querer a alguien que también me quiera, nunca puedo encontrar ese equilibrio. Cuando era pendeja solía pensar que lo normal y natural para los demás estaba vetado para mi. Sin embargo, esa mentalidad es un poco paranoide.
La Javiera es mi confidente y mejor amiga desde octavo básico. Es loca y se le nota, le da lo mismo la opinión del resto, sobre todo cuando hablan de ella porque cambia de pololo como quien se cambia de calcetines. Dice que son todos una manga de envidios@s, porque ella donde pone el ojo, pone el dardo y le resulta. También confiesa que no se lleva bien ni con la fidelidad ni con el compromiso y al que no le gusta, entonces que se joda.
Es en extremo delgada, morena y de sonrisa fácil. Poseedora de un humor negro, lapidario y punzante, no deja títere con cabeza cuando de pelar se trata. Ella es la encargada de aterrizarme cuando mi mente vaga por las nubes, haciendo añicos mis fantasías cuando olvido que soñar hace rato que dejó de ser gratis.
Según ella, tengo carencias afectivas, porque podría escribir un libro contando todas las situaciones en las que me han dicho "NO", "te considero como amiga, pero nada más", "me gusta tu amiga", "me gusta otra" y un laaaaaaargo etcétera. Y la Javi pretende que no me de rabia, que no piense que algo tengo o hago algo mal.
A veces imagino que en la frente tengo un cartel que dice "No seas tonto, no te enamores de mi, enamórate de mi amiga/prima/hermana/cuñada/tía del jardin/abuela/vecina/compañera de curso que en mi vida he visto, pero que tiene mi mismo apellido" o qué se yo... Por eso tengo carencias de afecto, porque no me acuesto con el que se me cruce por delante, como lo hace ella.
También dice que me cuestiono mucho las cosas... ¡¿Y CÓMO NO ME LAS VOY A CUESTIONAR?! Si nadie preguntara no habría inventos, no hubiera existido la filosofía, la ciencia, en fin. Además, no tendría nada en qué pensar cuando voy en el metro. Para mi todo amerita poner en duda, dar vuelta y convertir en otra cosa distinta.
Todo lo cerceno y lo desmenuzo, desde un lápiz, un celular hasta el "por qué desapareció hace tres días", sólo para encontrar una explicación. Pero si no me cuestionara, no dimensionaría lo que hago bien o mal, no aprendería, ni me importaría buscar más allá. No obstante, para la Javi, eso es estar enfermo del chape, como Schizophrenia, como Sonic Youth.
Mi psicólogo también piensa lo mismo, pero su versión es que mis carencias se deben a un trastorno de personalidad Cluster B con tendencia Borderline. No tengo idea de su significado, pero suena bonito cuando leo mi ficha clínica en voz alta, a escondidas del loquero.
Y como en esta sociedad ultramoderna, desarrollada, eficiente y laboralmente dividida, tener carencias afectivas es tan espantoso como tener cáncer, SIDA o lepra, no sería raro si me quedo vistiendo santos. Pero a mi me da lo mismo, siempre me he considerado una persona autosuficiente.
A pesar de todos mis rollos, considero que he sabido ser feliz. Además, me niego a aceptar que me juzguen como ciudadana de segunda clase por no tener pareja, ya decidí que si voy a estar con alguien, va a ser porque YO quiera. Mi terapeuta dice que ya estoy progresando.
Personalmente creo que no tengo carencias afectivas, pero hay situaciones que a uno lo superan. Como la muerte de Esteban.