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Por aquel entonces, Rita tenía catorce años, dos meses, cinco días y veinte horas. Fue el mismo año que se cambió de colegio y hace unos meses había empezado a fumar a escondidas. Cursaba octavo básico y era la rara del curso. En realidad todos sus compañeros, profesores, primos, amigos, enemigos, conocidos, vecinos, vieja cahuinera de la esquina y del frente, la consideraban una loca de patio. Diagnóstico tajante, considerando que entre quienes la conocían no había ningún psiquiatra.
Rita era un personaje extravagante. Era muy sociable, pero siempre andaba sola. Mientras sus amigas se vestían a la moda, ella se vestía como si estuviera en la India. Tenía una libreta donde anotaba todas las burradas que se le vinieran a la cabeza, rimaran o no, y cuando alguien le hablaba, ella no escuchaba... sus ojos estaban pegados en un punto fijo de algún árbol o de la nada y su mente siempre estaba en cualquier parte, menos en el libro de matemáticas.
En realidad, su nombre tampoco era “Rita”, más bien se llamaba Carolina, pero era un nombre demasiado común (según ella), sacado de algún personaje de la teleserie que estaba de moda cuando su madre estaba embarazada. Al menos esa era la única explicación sensata que halló el primer día de clases, cuando el profesor pasó lista y ya habían otras cuatro Carolinas en un grupo de veinte personas.
Cuando se hizo llamar “Rita” su entorno se confundió. Nadie sabia si era un nombre de actriz francesa, de perro Poodle, de mocosa indie de Lastarria o de puta cara. Pero Carolina lo escogió porque esa misma confusión lo hacía enigmático, misterioso, al mismo tiempo extrovertido y alocado. Además, nadie tenía por qué enterarse quién era ella realmente.
En realidad su personalidad dependía de varios factores: de quien la acompañara, del clima, del síndrome pre-menstrual, de las discusiones en su casa, de si tenía el estómago lleno o vacío, de la nota en la prueba de Biología, de la soporífera clase de computación, de la eternidad en la clase de educación física, del taller de teatro, de la música alegre o depresiva...
Al final del día Rita no era un ser humano, sino un personaje inventado por sí misma para no ser “una Carolina más”. Con el tiempo, a nadie le quedó más alternativa que acostumbrarse a las excentricidades de una niña de baja estatura, pelo ondulado y enmarañado, ojos oscuros y ropa extraña.
Awwwrrr weon, sencillo... LO AMÉ !. Esque introduciste tan bien la puerta de entrada a la vida de la sita Rita qe... te salio tan TAMY, WEON, ERI PEDAZO DE ESCRITORA CTM ! xD ! Te amo prima D: eri mi ejemplo a seguir, en virtudes y en defectos Ö Ruleai con Mayo D:
ResponderBorrarYaya, ahora me ire en la vola escuchando musica y leyendo El Príncipe Caspián pa ir a ver la película (mentira, lo ago pa puro ver al washito rico qe la protagoniza y leo el libro pa no qedar tan colga xDD) Te Adoro :3
Una cari que no queria ser Cari.
ResponderBorrarQue choro, esta demasiado bueno y teni, debí de seguirlo!!
creo que no pudiste usar otro nombre más específico...una carolina, como la weca Cari...y otra...pero eso es ya otro cuento...
ResponderBorrarbueno mi estimada Rita...
espero verte pronto, en especial ahora que tenemos dos dias de paro mierda!
Es la Primera vez que entro a este blog, por lo cual este cuento era mi puerta de entrada..
ResponderBorrarCasi lloro cuando lei esto, soy muy parecido a la "Rita" en el colegio siempre vivi eso, mientras todos goazabn con el regeton, yo escuchaba a portishead y volas varias...
me senti identificado,
buena historia
LunatikO!
gracias por escribir tu Blog
Http://lunacuadrada.blogspot.com
Hay otra gente que no gusta de llamar la atención y es feliz. Rita talvez no lo entienda.
ResponderBorrarTes bien.
Muuuy bueno. Esta Rita es una pequeña locura, de aquellas que siempre es atractivo conocer.
ResponderBorrarQuiero seguir leyendola.. quiero seguir leyéndote.
Grandes saludos ;)
Sentirse que se está en el todo cuando se quiere ser la 1. Y te haces singular por tu cuenta.
ResponderBorrarSiempre hay de esos personajes cuando vemos el pasado. Cuando recordamos que hubo alguien en las esquinas, hubo ese alguien que se las pasaba sol@en el recreo.
Y, por qué se vestía de ese modo? y nada.. seguíamos de largo.
Dónde estarán las ritas de mi vida?
Me las traes, por favor.
Holaaaaaaa... aaaaa... aaaaaa!!!!!
ResponderBorrarhabía pasado antes por aquí, pero parece que no había comentado... de hecho llegué a tu blog gracias al blog del seba.
bueno, vamos a lo que nos convoca...
MUUUUUUUUUUYYYY BUENA LA HISTORIA DE RITA!!!!
hoy aprendí una palabra nueva: "Soporífero"....
igual encontré notable eso de cambiarse el nombre porque el de uno es muy común....
aunque no sé si lo haría...
saludos!!!!
me gustó caleta tu blog!
(y como comentaron más arriba "gracias por permitirme comentar en tu blog" jajajaja)
Bonita forma de plasmar tu pasado, amiga mía XD
ResponderBorrarLo único que sé es que esa bajita ondulada y morenita es una escritora muy talentosa...
Que se venga la segunda parte!!!
Hola .
ResponderBorrarinteresante cianto y estoy a la espectativa de la 2da parte.
Conozco a muchas Ritas con esa actitud por estos lados.
te mando un saludo, nos leemos.
Dani
mandale saludos a la Rita...
ResponderBorrarRita se me imagina que se debe parecer a la niña pelirroja de la peli "EL ETERNO RESPLANDOR DE UNA MENTE SIN RECUERO"...
ResponderBorrar:P
Escribes realmente bien....
sigue así
Saludooooos!!!!!
Soy un verdadero marginal, aun no veo Amelie
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