Influencias

lunes, 15 de junio de 2009

[PARÉNTESIS MUSICAL] LA DISPUTE - YANN TIERSEN.MP3



El diablo se le apareció a la niña en un callejón oscuro, sin salida en el que abusó de ella. Sí, la misma niña que se orinó en su vestidito de domingo por el miedo. Fue cerca del mercadito... una fría tarde de junio. Me lo contó la vecina del panadero que tenía un cuñado policía que hacía guardia a unas pocas cuadras de ahí.

El diablo la dejó sola, abandonada a su suerte, en ese callejón oscuro y desierto. Ya consiguió lo que quería de ella, ya no le servía para nada.

La niña abrazó a su osito de peluche para protegerse del frío, pero aún así lo seguía sintiendo, porque estaba dentro de ella, no afuera, a pesar de las gotas de lluvia que caían de las escaleras de fierro de los edificios de ese callejón roñoso.

Sentía tanto asco, que quiso vomitar, pero al meterse los dedos hasta la garganta sólo consiguió un par de arcadas y escupir un poco de saliva.

Estaba tan paralizada por el miedo que no se le ocurrió salir del callejón a pedirle ayuda a los adultos, esos señores con reloj de cadena, sombrero de copa y bastón, o tal vez a esas señoras de traje largo hasta el suelo. La niña tuvo la necesidad de salir del callejón para hablar con esas señoras elegantes que leen y fuman cigarrillos en el parque, pedirles que por favor la protejan... que hace mucho frío.. que el diablo está cerca y que tiene un rostro, es un señor muy alto, delgado, con el pelo muy oscuro y largo, una nariz larga y deforme, y usa bigotes.

"POR FAVOR, SEÑORA, NO DEJE QUE EL DIABLO SE ME ACERQUE..." se imaginó la niña a sí misma gritándole a los adultos.

Pero no podía gritar, aunque quería hacerlo con todas sus fuerzas, pero la voz no le salía, porque la muerte la tenía agarrada del cuello y no la dejaba respirar. La muerte era una mujer de pelo castaño, muy largo. Vino desde lejos, con la neblina, la tomó del cuello y la azotó contra la pared. Con la otra mano, llevó el dedo índice hasta su boca en señal de silencio. Sus pupilas de un rojo muy intenso, como sangre asustaron a la niña, incluso más que el abuso de la muerte.

La niña por fin logró salir a la calle, abrazada a su osito de peluche y su vestidito de domingo todo manchado, pero los adultos no podían verla, porque nunca miran hacia abajo, siempre miran hacia el frente, hablando de sus proyectos, de todo lo que piensan comprar y de las fiestas a las que piensan asistir, de sus obligaciones y de otras tantas tonterías que no tienen la menor relevancia, pero nunca, nunca, nunca miran hacia abajo.

Los adultos no podían verla, la neblina que trajo a la muerte cubría toda la ciudad.

5 comentarios:

  1. Anónimo12:16

    mujer...
    me mataste con ese cuento...
    que triste!!!!

    tan fuerte las cosas que estas escribiendo...

    se nota cierta angustia...de ahi hablamos...

    reflejo del poeta, son sus p`ropias palabras...

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  2. =(

    uno siempre refelja un poco del alma cuando escribe, no???
    que triste ver esta parte de ti julieta...
    que triste que sientas cosas asi.....

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  3. ¿Mercadito?

    Si, lo sé, "qué comentario más absolutamente nada que ver con el texto y con los comentarios anteriores". Pido perdón por mi arranque de trivialidad... pero no puedo evitar que me llame la atención.

    ¿Mercadito?

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  4. Anónimo10:19

    Desde la primera frase se me revolvió el estómago niña, las palabras se atragantan, ufff habiendo tanta mierda en esta vida y más encima leer acerca de ello en forma voluntaria, debo estar pelando cables :$

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  5. Cualquier cosa que diga va a parecer simplista. Borré tres veces lo que pensaba dejarte como comentario. Si un abrazote te sirve, ven y pídelo. Tes bien.

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