La palma de mi mano es una fotografía, una imagen continua, me gusta seguirla cae por el aire, busca los objetos entre los elementos, hay geometría con mi otra mano...
Todo partió como un juego. La Pancha, mi mejor amiga me pasó a buscar al Parque Bustamante, en Ramón Carnicer con Francisco Bilbao para ir al concierto de Pánico, en el "Vomistar" Arena.
- ¿Cómo estai, flaca? Le dije cuando me subí a su Volkswagen escarabajo del año del Lolly.
- Bien... O sea, puta... Después te cuento. Dijo mientras subía el volumen de la radio y seguía de largo por el puente Pio Nono.
En Antonia Lopez de Bello, la Pancha se bajó del auto, tocó el timbre de una puerta roñosa, la weá parecía un centro cultural o algo así, harto mural, harta volá "artíshtica ashí shuper loca", como mi amiga.
Volvió con un paquete envuelto en un papel café.
El concierto fue lo mismo de siempre, tocaron los clásicos de siempre, hartos temas del Subliminal Kill y del Pornostar, lo que me gustó bastante.
Después me fue a dejar y subimos a la azotea de mi edificio. Preparó unos pitos de María Juana y nos pusimos a fumar.
- No todos los días mi mejor amigo se va de intercambio a Brasil, me dijo.
Me contó que terminó con su pololo porque no se siente querida. Le dije que estuvo bien, si el flaco no la quiere lo suficiente, no hay más vuelta que darle, mejor terminar.
Me preguntó si sigo pensando en la Susana, le dije que en realidad la Susana se puede ir a la mierda, que no quiero más telenovelas en mi vida.
Recordamos viejos tiempos, cuando hacíamos travesuras en el colegio y le sacábamos canas verdes al profe de matemáticas.
Al final nos quedamos dormidos y nos re-cagamos de frío. Desperté cuando empezó a salir el sol, bajé a mi depto a ducharme, no hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague, pero tuve que tomar ese avión.
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