"Tuve una pena buena y aun los labios de ella vuelan
y en el contorno de los sueños que me quedan
como los pajaros de un cielo en acuarela
Vuelan, y en la ventana el brazo apoya la cabeza
en el tejado un gato juega con estrellas
que el alma pinta con sus dedos de princesa
Y cuando brilla el sol la pena tiene un resplandor
y es como del color de alguna calle en que llovió".
Con los ínfimos ahorros de su último trabajo en un call center, ella compró una camioneta Chevy 500 del año '90 dorada. Aprovechando la ausencia de su familia, sacó su vieja mochila de montaña, en la que metió un poco de ropa, chocolates, un saco de dormir y unos cuantos libros de Chomsky.
Ella fue feliz en Brasil, pero ese avión... fue feliz hasta que tuvo que tomar ese avión, ese maldito avión que tenía fecha y hora de regreso desde un principio y que la trajo de vuelta a la triste realidad; ese maldito avión que pasa ahora por encima de su cabeza, en la esquina de Huérfanos con Morandé, frente al Banco Estado y la Librería Andrés Bello, tomando altura para ir quizás donde, dejándola abajo, enjaulada.
Por supuesto que amaba a su familia, pero nunca fue feliz en Santiago. Las peores cosas de su vida le pasaron en esta puta ciudad. Por eso esta noche decidió escapar, aunque sea manejando en círculos entre Departamental, Américo Vespucio y Avenida Macul. Luego volvió a tomar Vespucio hasta llegar a la rotonda Quilín, esperando alguna señal que le indicara el camino que debía seguir.
Cuando se metió a la autopista supo inmediatamente que debía seguir al tren de la línea 4A e ir mucho más allá de la estación La Cisterna del metro. Cuando recordó su infancia, se dirigió directo al sur sin mirar hacia atrás, ni siquiera por el retrovisor.
Después de Talca, la ruta 5 tenía neblina y era como estar atravesando una nube. Llegó a Chillán, pasó a ver a los lobos de mar en Cobquecura, en Concepción se dio unas vueltas por el centro y fue a las playas de Dichato, Penco y Lirquén y aún después de 15 años, los barcos seguían dejando sus cargas en el puerto de Talcahuano.
En Lota, se sentó en el pasto de la plaza a mirar a los niños como jugaban y recordó que hace 15 años era uno de aquellos niños que se crían en el sur, comiendo fruta de los árboles que trepan y pasando todo el verano bañándose en el río, cazando guarisapos antes de entrar al colegio y aguantar el rigor de las monjas por el resto del año.
Había manejado más de 9 horas sin parar, de pronto salió el sol y se quedó dormida en el pasto, mientras miraba a las hormigas trabajando, debajo de un árbol muerta de frío.
Te ganaste un Fiore Awards!!
ResponderBorrarCachate el tremendo galardon!!
Y k zaen de ser todo un personaje de la interners?
ResponderBorrarY k zaen de ser un personaje viral en facebook?
No zaen ná de ná